Margarita representa la primera incursión de nuestro estudio en el ámbito cinematográfico. Nos complace especialmente presentarles en unas breves líneas la historia que actualmente se está convirtiendo en imágenes.
Es verano, uno de esos veranos que todos recordamos con cierta añoranza. Uno de esos veranos que recordamos para siempre; donde estamos sentados en el balancín del porche junto a una de las personas por quien más devoción sentimos en el mundo. Margarita -la pequeña flor de la familia- juega alegremente en ese porche sentada junto a su abuela y por supuesto hay demasiadas cosas interesantes para ella. En el porche hay una enorme montaña que le encanta escalar… ¿montaña o el respaldo del balancín más bien? En fin, hay mil distracciones, pero Margarita siente debilidad por la voz de su abuela y las cosas fantásticas que le cuenta siempre. Por eso mismo, cuando su abuela la ha llamado unas tres veces decide detenerse y escucharla un ratito… Nuestra jovial abuela, empieza el relato de una fabulosa historia, asombrosa como pocas, y lo hace con estas palabras:
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento…
Aquí empieza la aventura donde viajaremos de la mano de la abuela hasta el balcón donde una pequeña princesa empezará, bajo nuestra atenta mirada, su propia travesía. La princesa se encuentra distraída. Saluda a su padre que corta el césped como afición mientras aguarda su momento favorito del día, cuando las estrellas aparecen como pequeñas bombillas en el firmamento.
Todos los días La Princesa calcula la hora exacta, cámara en mano, para capturar la estrella que necesita para completar un maravilloso colgante en el que ha estado trabajando. Pero necesita la estrella para que su obra alcance todo el esplendor que ella imagina.
Una tarde, por fin, aparece esa estrella perfecta: con cinco puntas y tan dorada como el mismo sol. Es entonces cuando La Princesa maquina el plan perfecto. Esa misma noche escapará del castillo, durante un rato nada más, e irá hasta el cielo para cortarla y ponerla en el colgante.
En un descuido de su padre se escabulle candil en mano y con sus pequeñas tijeritas hasta la playa. Donde la espera una barca musical para navegar hasta la estrella. Lo que nuestra pequeña no tiene calculado son los contratiempos y las dificultades con las que deberá enfrentarse para alcanzar su sueño.
Deberá enfrentarse a si misma y creer que ella puede lograrlo cuando tenga que empujar la barca fuera de la arena para ponerla a flote. Deberá creer que se dirige hacia la meta aunque no la vea con claridad o cuando choque con los sueños y las barcas rotas de tantos niños en su camino.
Deberá creer que su sueño merece la pena cuando se enfrente a la desilusión y la tristeza del barco pirata. Y sobre todo, deberá creer que lo que desea es verdaderamente posible cuando lo roce con las puntas de los dedos.
Esta historia será el regalo de una tarde de verano de la Abuela para Margarita. Una fabulosa historia de sueños, valor, ilusión y coraje, con la esperanza de que algún día recuerde con especial afecto esa tarde, en la que quiso contarle un cuento.